Empecé este blog con esta entrada que reproduzco a continuación con unas leves correcciones:
¿Puede una nueva vida empezar por un blog? O, más exactamente, ¿puede la iniciación de un blog ayudar a reencarnarse? No tengo una respuesta general; pero en mi caso pienso que su ayuda puede ser decisiva.
Si ya pasaron las épocas de formación, de profundización y de construcción y su abandono no representó en ningún caso un “finale” grandioso, lo que ahora toca es convertirme en dueño absoluto de mis ideas y de mis actos sin esperar demasiado de ellos excepto que sean míos.
Lo curioso es que ya dije algo así hace aproximadamente 20 años, citando a Raymond Chandler, en el prólogo de Economía Neoclásica. Seducción y Verdad (Píramide 1983). Es curioso, digo, porque luego, aún habiendo olfateado que la autoría era lo importante para calmar mi ansiedad, cotinué haciendo política, universitaria y de la otra y, lo que es peor, disfrutando vicariamente de un poder que me otorgaba mi posición en una gran institución financiera.
Vueltas y vueltas para llegar al punto de partida. Solo he corrido lo suficiente para no moverme de sitio. Y ahora tendré que correr mucho más rápido si quiero ir a algún sitio. Y quiero.
De momento solo reconozco algunos espacios, actividades o asuntos a donde no quiero volver y, como la seguridad del NO me resulta reconfortante, voy a tratar de alargar la lista de lugares que me son vedados por mi falso pudor.
Es decir voy a escribir a la contra y remilgadamente, sin explosiones, como un holograma de aquel Phil Collins que golpeaba la batería enfundado en un respetable terno muy de la City.
Y esto solo se puede hacer desde este medio que no entiendo, que todavía me da miedo; pero que me propongo conquistar, aunque no como Anibal a Roma; sino como un jóven estudiante a su casual compañera de asiento en un vuelo trasatlántico.
Y no hay otro medio de seducción universal que este del blog. Ya está: "Me llamo Juan y voy a L.A. Y ¿tu?"
Por el camino hice justicia con mi olvidado y añorado Vicente Urnieta en ARID y ahora quiero comenzar con Urrutia 5.0. Ya lo iré contando, pero de momento basta con esta pequeña celebración del quinto aniversario de mi blog.