Juan Urrutia Elejalde

Graneles

Textos de Juan Urrutia para su blog entre 2002 y 2022

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Caminar

Caminar

Acabo de comprar u nuevo libro para mi colección de ensayos sobre el caminar. En este caso es un obra ya antigua de David Le Breton recuperada por Siruela y subtitulada La interminable geografía del caminante . Hace años, muchos, que me considero un caminante y que, como tal, mi manera de pensar en cualquier ámbito se ha adaptado a la de muchos otros autores cuyos ensayos atesoro en mi biblioteca.

Mi extraordinaria vivienda final

Mi extraordinaria vivienda final

No he perdido del todo mi juventud de forma que me gusta dormir hacia el este y despertarme con la luz del sol que ilumina mi día. Pero empiezo a sentir un sí es no es de senectud que va cambiando mi gusto más bien hacia la caída del sol que poco a poco me va sumiendo en las tinieblas del sueño. No falta mucho para que mi ser intente decidirse por una edad u otra y creo que, llegado el momento, ese ser mío acabará decidiéndose por la senectud y el occidente.

El Invierno tardío

El Invierno tardío

Justo en el primer día de la primavera meteorológica el tiempo atmosférico ha resultado completamente invernal. No es cuestión de que la temperatura haya sido maś o menos baja, sino de esos sentimientos propios de un ánimo solitario y de una sensación de abandono. Es sobretodo esto último, el abandono, lo que he sentido esta mañana camino del dentista.

Un mes más tarde

Un mes más tarde

Desde finales de marzo no he tenido moral para escribir pues mi espíritu era prisionero de una extraña sensación de que todo se terminaría enseguida. El llamado mal de Paget continuaba cebándose en mí manteniendo el dolor que me proporcionaba a pesar del tratamiento del fisio y de las muchas píldoras antidolor con las que me premiaba. Todo ello hasta que este dolor se vio reforzado por lo que luego resultó ser una piedra y arenillas en el riñón imposibles de expulsar y de lo que tuve de ser operado con anestesia total y en dos etapas.

El ascensor

El ascensor

Vivo en una casa individual de cuatro plantas ya antigua y con techos muy altos. Esto exige el uso continuo del ascensor interior que, en su día, instalamos. Durante años lo he utilizado muy poco a fin de hacer ejercicio con el incesante subir y bajar, pero ahora empiezo ya a utilizarlo bastante a menudo siempre con mucho miedo de que algo pase, se pare entre plantas y me quede prisionero.

Kallifatides

Kallifatides

Si desearía vivir en un torreón con vistas al oeste, al sur o al este, además de al norte, no es por casualidad o por capricho. Tiene que ver con mi edad, lo suficientemente alta como para no saber si quiero despertarme con el sol en la cara, como era el caso en la juventud o si prefiero sentirme iluminado al atardecer cuando ya no espero salir a nada dada mi edad. En cualquier caso lo que el sur me permite es, nada menos, que sentirme todopoderoso al sentir a mis pies toda la ciudad.

Vivir en Madrid, ¿dónde?

Vivir en Madrid, ¿dónde?

A mi edad y ya retirado de todo, me gustaría volver a vivir en Bilbao, esta vez en las Siete Calles, y contar con un bonito caserío en Donibane en el que desaparecer de tanto en tanto; pero esposa, hijos y nietos me retienen aquí, en Madrid. Voy a dejar volar mi imaginación y dejarme llevar por ella en mis paseos diarios convertidos en una labor de búsqueda sistemática de un lugar en el que este viejo no tuviera que andar mucho a fin de adquirir las pequeñeces cotidianas. Pero ¿cómo orientar el correspondiente sistema?

Hacia el final

Hacia el final

El relato simple de lo que me ocurrió durante la prepandemia que acabo de llevar a cabo puede entenderse como el final de mi obra póstuma que alcanza su cenit cuando ya semicurado de lo que se diagnosticó como vértigo entré en un mundo extraño del que estoy a punto de salir. No se muy bien lo que he hecho durante estos casi dos años más allá del intento de contarme mi vida en los años que he pasado en Madrid. Si bien muchas de la entradas hacen referencia a acontecimientos de esa época que ocurrieron en Bilbao o en el Empordà la mayoría tuvieron ligar en ese Madrid en el que seguimos viviendo gran aparte del año y en donde están instalados nuestros hijos que viven por su cuenta, ya casados, y en donde podemos disfrutar de los nietos.

Y los años fueron pasando V, Precovid y Covid

Y los años fueron pasando V, Precovid y Covid

Todo se presentaba como el alcance de una amable senectud adelantada que no podía desdeñar sino más bien disfrutar. Sin embargo existía un cierto engorro en mis paseos diarios que no sabía diagnosticar. Se trataba de que comenzaron a ocurrirme unos tropiezos al caminar que, poco a poco, dejaron de ser livianos y pasaron a terminar conmigo en el suelo con suaves, o no tan suaves, golpes en el rostro que, en todo caso, no me hacían perder el sentido, hasta que un día, entrando en El Corte Inglés de AZCA caí al suelo de manera totalmente inconsciente.

Y los años fueron pasando IV, Mi aburguesada vida social

Y los años fueron pasando IV, Mi aburguesada vida social

Hasta este momento, mi vida personal así como la vida que vivíamos en la familia, no eran, ni la una ni la otra, nada heroicas, pero respondían todavía a una cierta sentida obligación de colaborar con los menos afortunados en la conformación de un mundo igualitario y justo, incluido mi periodo bancario. Es después del infarto que nuestra vida social torna hacia el aburguesamiento... Los amigos lejanos a mis actividades académicas se convirtieron en contactos mucho más cercanos y, quizá por una cierta cuestión de edad, en compañeros de un ocio agradable sin ser especialmente lujoso y, más bien, cercano al disfrute del arte en general, siempre en el centro de nuestras conversaciones a menudo relacionadas con comidas o cenas posteriores al disfrute de uno u otro arte.

Y los años fueron pasando III, ¿Bilbao a lo lejos o de cerca?

Y los años fueron pasando III, ¿Bilbao a lo lejos o de cerca?

Otras instituciones parecieron querer apoyarme o aceptar mi solicitud de apoyo, de forma que, como continuación al post anterior, deseo reseñar mi reacción a estos apoyos. Comenzaré por la Fundación Comercial de Deusto. A pesar de que yo me había formado en Derecho y Empresariales en esa institución, sentía y siento muy poca apreciación hacia ella y nunca llegué a compartir sus finalidades en relación con la colocación de los licenciados en empresas importantes de los alrededores.

Y los años fueron pasando II, El eco de Bilbao

Y los años fueron pasando II, El eco de Bilbao

A medida que la cara de mi cardiólogo iba tornándose más sonriente, más tranquilo me sentía yo y también menos inclinado a perseguir ese granel que me había acompañado durante años en la esperanza de que de él surgiera algo selecto. La alegría de seguir viviendo me ayudaba a disfrutar de la vida cotidiana y de aquellos amigos que la conformaban. Respecto a éstos amigos deseo mencionar explícitamente la recuperación sorprendente de unos antiguos alumnos de la Facultad de Económicas de Bilbao con los que ya había establecido un cierto contacto durante mi época de profesor y Decano de ese centro.

Y los años fueron pasando I, Dispersión

Y los años fueron pasando I, Dispersión

El infarto cambió mi vida. No se muy bien cómo, pero no se podrá escribir mi obra póstuma sin hacerme una idea de ese cambio desde el 2011 hasta la siguiente estancia en el hospital hace unos cuatro años. Se había acabado ya el psicoanálisis, la FUE se fue convirtiendo en la sede de unas tertulias interesantes pero no obligatorias y la Carlos III ya no representaba nada para mi aunque seguía asistiendo, a invitación del Rector, a los actos obligados del curso correspondiente.

Segundo Decenio VIII, El Infarto

Segundo Decenio VIII, El Infarto

En cierto sentido la aventura del Expalador de Neutrones me hizo vislumbrar una forma de vida, estilo bussineslike, que nunca me había interesado en sí misma pero que después de fracasar en ella comenzó a interesarme como posible actividad selectiva aunque no parezca tenga nada de granel. Y esta evidencia de que puede haber otra vida diferente de la que yo había vivido influyó en el resto de mi vida. Pero no fue determinante pues ocurrió algo que lo condicionó todo.

Segundo Decenio VII, El Espalador

Segundo Decenio VII, El Espalador

Este segundo decenio es el origen de una nueva vida. No solo el juicio al que fui sometido me sujetó fuerte sino que, además, los siete años de psicoanálisis, de los que ya he hablado, y el inicio de un cierto relato nuevo significaron el alumbramiento de una nueva vida fuera ya de de condicionantes juveniles o, en todo caso, anteriores a estos dos decenios pasados en Madrid. Todavía en el primer decenio comenzó mi experiencia catalana.

Segundo Decenio VI, Hacia un nuevo relato

Segundo Decenio VI, Hacia un nuevo relato

La entrada anterior terminaba con mi afirmación de que esa Crónica de una crisis no era una producción a granel sino un producto selecto. Sin embargo esta afirmación no es del todo cierta ya que mis comentarios sobre la política económica o las circunstancias de esa crisis necesitaban una prosa accesible para todo lector mínimamente al tanto de las noticias de esos años y con un conocimiento económico mínimo. Sin embargo Hacia un Nuevo Relato cuenta con una redacción no tan fácil ya que trata de enfrentarse con asuntos complejos al nivel de los cuales es posible que yo no estuviera pero que pretenden conformar una especie de punto de partida para un futuro intelectual que yo hubiera deseado para después de mi crisis judicial.