El sábado visité ARCO y MPH tuvo la amabilidad de acompañarme pacientemente por todos los pasillos de los dos pabellones mucho más esponjados que otros años. Lo divertido para mí es pasear con los ojosabiertos, escuchar a MPH e ir haciendo mi lista de obras que me llevaría a casa. Aparte de un Morandi, creo que entre otros muchos candidatos me quedo con el retrato de un extremeño(?) posiblemente ilustrado transformado por Benjamín Palencia en un campesino ukraniano. Ese es el poder del arte: no tanto captar la realidad encapsulándola sino comenzar por ver en ella algo no evidente y eneseñarlo luego de forma que transforma la mirada y, en consecuencia, la misma realidad. Parece que eso mismo sería la misión de la abstracción, el constructivismo y otros ismos de entreguerras que, en su vertiente latinoamericana, se muestran en la Fundación March y que exploré ayer al mediodía. Parecería que lo nuevo que ven en la naturaleza es una especie de geometría que nos muestran y que querría ser la esencia de esa naturaleza. Pero no funciona, seguramente porque la geometría que utilizan como filtro visual es la euclidiana que ya nos resulta casi trivial. Podrían haber anunciado la fractal, pero no fueron capaces.