Me siento muy cercano a JI. Gorigolzarri en su interés por Franklin. No solo aparecí en su día en el billete de $ 100 con ocasión de la presentación de El Capitalismo que Viene, sino que añadí algunos comentarios sobre las similtudes entre las vidas de ambos. Ni qué decir que en esa presentación había mucha broma, la misma que hay hoy, en este post, en el que pretendo revelar otra similtud más: a ambos (a Franklin y a mí, no a Jose Iganacio o, al menos no me consta) parecen gustarnos las mujeres maduras.
El texto es el de una carta, remitida el 25 de junio de 1745, por D. Benjamín de 39 años de edad y dirigida a un jóven amigo aconsejándole sobre la elección de amante en caso de que rehuse casarse que, como dice D. Benjamín, sería lo mejor pues ese es el estado natural del hombre.
Esta carta se puede leer enteramente aquí.
A continuación me limito a traducir libérrimamente los pasajes que me parecen más cercanos a mi reciente descubrimiento de la mujer madura.
Pero si el comercio carnal le parece inevitable y lo prefiere al matrimonio, entonces debería preferir la mujer mayor a la joven por las siguientes razones:
1. Porque su conversacion es más aleccionadora y su agradable efecto más duradero.
2. Porque lo que se encuentra en una mujer madura es una mujer buena.
3. Porque no se plantea el inconveniente de los hijos.
4. Porque la reputación sufre menos pues todo el mundo entiende los cuidados que una mujer madura depara a un joven.
5. Porque, puesto que el cuerpo envejece de arriba hacia abajo el acto carnal es igualmente satisfactorio con una mujer joven que con una mayor.
6. Porque el pecado es menor.
7. Porque los remordimientos por hacer feliz a una mujer mayor son mucho menores que los remordimientos por hacer miserable a una joven virgen
Y, en octavo y último lugar, porque son... tan agradecidas.
Pero lean el original, es mucho más rico que esta apresurada traducción.