Repito hoy "basuradamente" lo que escribí este verano pasado (Trash, 4 de agosto) sin darme cuenta de que era una iIuminación. Solo así se pueden entender algunas exageraciones que fueron objeto de un comentario muy acertado. Si alguien quiere ver los enlaces primitivos puede hacerlo en el original.
Decía así.
Trash
Hace cerca de 40 años contemplé extasiado esa película de Andy Warhol y la mismidad de aquellos sujetos sin rasgos me pareció la plasmación fílmica del Diario de Podredumbre de Cioran Hoy creo vislumbrar el vínculo secreto que unía las dos obras: la basura.La basura no es de nadie. Sobra. ¿Sobra?
Es basura lo que prolifera, lo que se devalúa por esceso o demasía.
Es basura el comer del gourmet que se cree exquisito y que no es más que proliferación desmesurada, como son basura los granos imparables del sarampión o del acné juvenil.
Pero es también basura los pases de modelos de una , otra….u otra pasarela, así ad infinitum antes del telediario de la noche, cienmil veces ejecutado el paseíllo que nunca muestra el rostro de la percha, algo que convertiría la basura en su contrario, lo único, lo singular.
Son basura las retransmisiones deportivas con los gritos de guerra rituales repetidos hasta la saciedad, hasta la hartura, hasta la arcada, hasta el vómito.
Pero no es cosa de frivolidad. Puede ser basura la incansable repetición de afirmaciones científicas divulgadas mediante ridículas analogías siempre iguales a sí mismas. Es basura la divulgación científica que nunca puede poner en lenguaje natural lo que es solo expresable en lenguaje formalizado.
Son basura los remakes cinematográficos, las reposiciones de antiguas obras de teatro, las mujeres, los hombres, los pobres. Tenemos de masiados de cada clase. Es que es basura lo que hastía, lo que sobra, lo que rebosa, la acumulación de libros en la mesita de noche, los periódicos acumulados esperando ser recortados y archivados en una carpeta que permanece vacía.
La basura hastía de manera basta, rotunda, sin sentido; pero el uso que se hace de ella es significativo. La mayor parte de este cáncer se genera lejos de cada uno, como de tapadillo. Pero no falta quien cae sobre ella como ave de rapiña, quien vive de ella.
Siempre ocurre igual. Primero la amamos, sacia nuestra sed de no se sabe qué. Luego algunos empiezan a hartarse y, finalmente, todos buscamos con ansiedad otra pila de basura. La eterna repetición de lo mismo, o la amenaza de que eso llegue a ser real, nos atrae y a la vez nos hunde en un charco inmundo.
¿Quién nos sacará de este infierno, de este basurero? Quien sepa rebuscar para hacer con sus piezas invisibles, con los objets trouvés, algo nuevo, único, escaso, irremplazable, inédito.
Hasta que se haga rutinario, repetitivo.
Y vuelta a empezar.