ILUMINACIONES. XXXVIII, Basura

Publicado el 31/01/2011

Repito hoy "basuradamente" lo que escribí este verano pasado (Trash, 4 de agosto) sin darme cuenta de que era una iIuminación. Solo así se pueden entender algunas exageraciones que fueron objeto de un comentario muy acertado. Si alguien quiere ver los enlaces primitivos puede hacerlo en el original.

Decía así.

Trash

Hace cerca de 40 años contemplé extasiado esa pelí­cula de Andy Warhol y la mismidad de aquellos sujetos sin rasgos me pareció la plasmación fí­lmica del Diario de Podredumbre de Cioran Hoy creo vislumbrar el vínculo secreto que uní­a las dos obras: la basura.La basura no es de nadie. Sobra. ¿Sobra?

Es basura lo que prolifera, lo que se devalúa por esceso o demasí­a.

Es basura el comer del gourmet que se cree exquisito y que no es más que proliferación desmesurada, como son basura los granos imparables del sarampión o del acné juvenil.

Pero es también basura los pases de modelos de una , otra….u otra pasarela, así­ ad infinitum antes del telediario de la noche, cienmil veces ejecutado el paseí­llo que nunca muestra el rostro de la percha, algo que convertirí­a la basura en su contrario, lo único, lo singular.

Son basura las retransmisiones deportivas con los gritos de guerra rituales repetidos hasta la saciedad, hasta la hartura, hasta la arcada, hasta el vómito.

Pero no es cosa de frivolidad. Puede ser basura la incansable repetición de afirmaciones cientí­ficas divulgadas mediante ridí­culas analogí­as siempre iguales a sí­ mismas. Es basura la divulgación cientí­fica que nunca puede poner en lenguaje natural lo que es solo expresable en lenguaje formalizado.

Son basura los remakes cinematográficos, las reposiciones de antiguas obras de teatro, las mujeres, los hombres, los pobres. Tenemos de masiados de cada clase. Es que es basura lo que hastí­a, lo que sobra, lo que rebosa, la acumulación de libros en la mesita de noche, los periódicos acumulados esperando ser recortados y archivados en una carpeta que permanece vací­a.

La basura hastí­a de manera basta, rotunda, sin sentido; pero el uso que se hace de ella es significativo. La mayor parte de este cáncer se genera lejos de cada uno, como de tapadillo. Pero no falta quien cae sobre ella como ave de rapiña, quien vive de ella.

Siempre ocurre igual. Primero la amamos, sacia nuestra sed de no se sabe qué. Luego algunos empiezan a hartarse y, finalmente, todos buscamos con ansiedad otra pila de basura. La eterna repetición de lo mismo, o la amenaza de que eso llegue a ser real, nos atrae y a la vez nos hunde en un charco inmundo.

¿Quién nos sacará de este infierno, de este basurero? Quien sepa rebuscar para hacer con sus piezas invisibles, con los objets trouvés, algo nuevo, único, escaso, irremplazable, inédito.

Hasta que se haga rutinario, repetitivo.

Y vuelta a empezar.