«Informe» Macro

Publicado el 29/11/2019

Ayer cumplí con mis obligaciones de examen macro sobre mis finanzas y aprendí mucho de mi gestor. Aprendí sobre las expectativas relativas a la inflación, a la deuda pública, a la política del Banco Central, a los tipos de interés y al crecimiento industrial. Y a las veinte horas, Miguel Sebastián ha contado hoy en Televisión cómo estas informaciones resultaban en una expectativa bastante optimistas para el crecimiento.

Pero creo que donde he aprendido realmente algo importante fue precisamente esta mañana tomando unos churritos en una especie de desayuno algo tardío en una cervecería de un barrio de clase media en el que suelo esperar a que llegue mi hora en una consulta médica cercana. Me he encontrado con que el local está mucho más lleno que las últimas veces que lo visité en los dos últimos meses y eso me hace pensar sobre los pronósticos macroeconómicos.

Comentaré breve y superficialmente las diferencias entre unos y otros pronósticos. Donde los enterados o especialistas creíbles escriben  que la situación está bastante bien a pesar del consenso técnico de los economistas formales, los que andamos por la ciudad en un intento de «caminar» y dejar que el cerebro funcione solo, tenemos una impresión más negativa basada precisamente en el mayor gasto en el desayuno.

Cuando nuestra impresión general que revela la lectura de informes elaborados con detalle es buena, el ciudadano que invierte se siente bien y procura aprovechar la situación para hacer deporte y no pasarse con la comida en general y desde luego con el desayuno. Pero cuando los asuntos financieros van mal rebaja su gasto, crece en minucias que le consuelan como, por ejemplo, el desayuno, regalándose con media docena de churros o, ya desesperadamente, con un par de porras.