La capilla de la Virgen del Carmen
Durante la temporada de conciertos de verano de Torroella de Montgri, la Capilla de la Virgen del Carmen es una capilla lateral, la D, en la que nos introducen a los que sacamos las entradas a última hora. Allí estábamos disfrutando de un concierto extraño de María Bayo acompañada de la Orquesta de Cámara de Ginebra. Extraño porque aparte Bizet y Berlioz, la Bayo mostraba sus dotes en trocitos de Zarzuela más bien castizos que no parecían muy aptos para esa orquesta.
Durante la temporada de conciertos de verano de Torroella de Montgri, la Capilla de la Virgen del Carmen es una capilla lateral, la D, en la que nos introducen a los que sacamos las entradas a última hora.
Allí estábamos disfrutando de un concierto extraño de María Bayo acompañada de la Orquesta de Cámara de Ginebra. Extraño porque aparte Bizet y Berlioz, la Bayo mostraba sus dotes en trocitos de Zarzuela más bien castizos que no parecían muy aptos para esa orquesta.
A pesar de los esfuerzos de plácido Domingo por elevarla a las alturas, odio la zarzuela posiblemente porque a mi madre le encantaba y todavía recuerdo cómo me arrastraba con ella al Teatro Campos de aquel oscuro Bilbao de los cincuenta.
Por ese odio y porque estábamos en una capilla lateral, me dediqué a observar a la audiencia venida, supongo, de todo el Empordí . Resulta que mi mujer estaba haciendo lo mismo y, aburrida, me musita al oído en medio de unos acordes del maestro Chapí: "estos no son independientes por dejadez; son un pueblo totalmente distinto".
Y descubrí de golpe porqué me gusta tanto esta zona. Es el extranjero y a los niños de posguerra de Bilbao siempre nos ha atraído el extranjero ( y la extranjera) hasta el punto de no ser ya un mero deseo de libertad, sino una manía genética, o casi.
Problemas inesperados de identidad, pero paliados en parte por la Virgen del Carmen que, al fin y al cabo es, como patrona de todos los marineros, la que protege a los que nunca estamos contentos del todo en donde estamos.