En el ABC del domingo pasado se citaba a Antonio Basagoiti diciendo:"Con Rajoy de Presidente, llamaremos a Alava,Vizcaya y Guipuzcoa por su nombre". Preciosa frase que recuerda al comentario que en el Congreso hicieron a una invitada con apellido vasco de los largos: ¡qué asco de apellido!". ¡Todo sea por la convivenvia en paz!
A su vez y casi simultáneamente Angela Merkel declara que el modelo alemán de multiculturalidad se ha acabado pues ha resultado fallido entre otras cosas por qur los turcos no quieren aprender alemán.¡Vaya por Dios!
Esto de la lengua es muy delicado y cala muy hondo. Hay en Bilabao gente que nunca ha pronunciado las palabras Euskadi o euskera. se refieren a estos entes como País Vasco y vascuence respwectivamente y hacen de ello su identidad como aquel señor del que Ortega decía que su identidad consistía en nunca haber pisado la Puerta del Sol.
Y todo esto, excepto lo de Merkel, claro está, ocurre con ocasión del acuerdo alcanzado por Zapatero y Urkullu por el que se transfiren, después de treinta años, competencias transferibles según el Estatuto de Guernica. España se romperá, se desmenbrará, parece evidente, cuando en una carta podamos poner Arraba en lugar de Alava, o Bizkaia en lugar de Vizcaya sin que nos la rechacen en Correos.
Basagoiti, Merkel y Sarkozy parecerían estar en campaña a favor del mantenimiento de una bien definida identidad. Resulta, parece ser, que ante la globalización resurgen o surgen movimientos identitarios que anuncian el peligro de disolución de una manera de ser, justo lo que achacan a los nacionalismos independentistas.