He abandonado mis dietas durante algún tiempo y, en consecuencia, he vuelto a disfrutar de la mezcla de salado y dulce, del sandwich de bollo suizo y jamón de york. Ya he explicado muchas veces que esta combinación, desde que me operaron de vesícula hace más de treinta años, me proporciona una lucidez fisiognómica notabilísima. Es algo milagroso tal como verán por los dos ejemplos siguientes. Hace un par de días cacé en mi incesante zapeo televisivo una película rarísisma protagonizada por Pablo Carbonell en el que nunca había visto el Jack Nicholson que lleva dentro. Y justamente ayer me vi entera y disfruté como un loco de una de las películas menores de Billy Wilder protagonizada por Jack Lemmon y rebosante de chispa en el diálogo. Pero lo interesante es que, de repente, ví en este actor emblemático al Jesús Banegas que no se ha atrevido a presentarse a las elecciones para Presidente de la CEOE.