¿ Un argumento económico espúreo?
En el Hotel Soho de Londres cobran un fijo de 20 libras esterlinas diarias por el acceso a Internet a través de tu propio laptop o 3 peniques por minuto utilizado. JO aceptó el trato con el hotel sin fijarse muy bien en la letra pequeña del contrato. Estaba tan contento cons su nuevo apple, tan delgadito como una hoja de papel, que no se preocupó de detalles tanto más cuanto que, además, pensaba trabajar para preparr su talk a impartir en Colchester como en Madrid.
En el Hotel Soho de Londres cobran un fijo de 20 libras esterlinas diarias por el acceso a Internet a través de tu propio laptop o 3 peniques por minuto utilizado.
JO aceptó el trato con el hotel sin fijarse muy bien en la letra pequeña del contrato. Estaba tan contento cons su nuevo apple, tan delgadito como una hoja de papel, que no se preocupó de detalles tanto más cuanto que, además, pensaba trabajar para preparr su talk a impartir en Colchester como en Madrid.
Sin embargo se cabreó el último día por la mañana a la hora de arregalar la cuenta.
Naturalmente yo le había hecho corretear por Londres y no había tenido tiempo de trabajar mucho en su precioso laptop.
Cuando nos despedíamos con un desayuno relativamente frugal y ante sus mohines por la estúpida tarificación, traté de cabrearle todavía más con el siguiente argumento económico espúreo.
Dado que 20 libras al día esterlinas es el fijo, la pérdida en la que había incurrido era, propiamente hablando, las 60 libras por tres días menos los minutos utilizados urante esos tres días multiplicados por tres peniques. Esta pérdida hubiera podido ser menor si hubiera utilizado más minutos e incluso podría haber llegado a se nula e incluso podría haber acabado siendo un beneficio si hubiera trabajado mucho.
Si esa es realmente su pérdida y puesto que yo había utilizado unos minutos su ordenador para verlo funcionar y para chequear el correo eléctrónico, me parecía normal pedirle una pequeña compensación por haber contribuido a reducir su pérdida. Entiedo que también podría él intentarme cobrarme los minutos que yo utilicé; pero realmente eran gratis puesto que estábamos muy lejos de utilizar las veinte libras.
Para no discutir le ofrecí que me pagara solo algo simbólico. Pero se negó aduciendo que había algo raro en mi argumento. Pero no me dijo en dónde estaba mi error.
Mientras alguien no me pruebe lo contrario yo sigo creyendo que, en competencia perfecta, yo tenía razón.
Solicito aclaraciones sobre la idoneidad de mi argumento.