Mandelbrot, al que me refería el otro día, se ha reencarnado en Zapatero. Y, como no podía ser de otra manera, el Presidente no ha tardado nada en dibujarnos un nuevo mundo que no responde a la geometría euclidiana. El cambio de gobieno dibuja un mundo completamente ajeno a certidumbres de algún género. Ya vivimos de lleno en un mundo posmoderno aunque los maduritos no quieran aceptarlo. Un triángulo no es un triángulo, sino un campo de experiencias para hormigas nómadas. Ya no cabe entender la economía en términos de mercados con sus bien dibujadas curvas de demanda y de oferta. O no del todo. Los principales mercados, como el de trabajo, son más bien un sistema compuesto por piezas que pueden estar bien o mal encajadas. Como el desarrollo, la pobreza o las pensiones. Por eso apuesto a que Zapatero va a ganar las próximas elecciones. Porque sintoniza con el subconsciente de las gentes de la sociedad líquida.Por citar a Bauman que hoy recibe su Premio en Oviedo.