Me refiero a Angel Gurria y a Josep Borrell.
Ayer asistí a la celebración del 10 aniversario de la revista Capital en la que el Secretario General de la OCDE, Angel Gurría, comentó el informe de esa organización sobre la economía española y, por la noche, después de la ceremonia mensual de tomar vinos y pinchos con amigos de la universidad, todavía llegué a la entrevista de Gabilondo con el actual Presidente del Instituto Universitario Europeo de Florencia, Josep Borrell.
Este último, con su hablar pausado, acabó zafándose de la tortura de la actualidad inmediata y de las primarias del PSOE para elegir candidato o candidata a las próximas elecciones autonómicas y supo mirar a la situación económica española con el distanciamiento de quien vive fuera y con la amplitud de miras del que pertenece al mundo académico. Ambos aspectos le permitieron mirar a nuestra situación sin el derrotismo habitual debido a la confusión entre la estrecha pugna partidista y la mirada clara del observador. No estamos bien, pero no tan mal como parecería desprenderse de la lectura de la prensa diaria y desde luego nuestros males no son exclusivos de nuestar economía sino que se parecen mucho a los del Reino Unido y a los de los mismísimos EE.UU. de América.
Esta fue también la actitud de Angel Gurría quien posee información de mucha caliidad y de primera mano. Nos contó con su humor característico que España tiene puntos fuertes y que su debilidad principal está en las instituciones que componen el mal llamdo mercado de trabajo. Pero España siempre ha tenido como el doble de desempleo que la media europea y sigue teníendolo ahora. Para todos pues va a ser no tanto dificil como largo recuperar tasas de crecimiento razonables o tasas de desempleo aceptables, pero basta ya de catastrofismos.
En mi opinión los catastrofismos son ya muestra de ignorancia y miopía.Ahora es ya bastante fácil saber cómo proceder. Otra cosa distinta es que tengamos que seguir preguntándonos por nuestra manera de mirar a la economía y a las posibilidades de mejorarala y, con esa mejora, aprender nuevas formas de regulación adecuadas para sostenerla.
Ayer fue un día bueno para mí.