Bañador 4

Publicado el 04/08/2010

El simpático y halagador comentario de Manuel merece algo más que una contestación rutinaria o un minipost:

Ni True Blood, ni Sherlock, ahora lo que estoy pendiente es de una nueva entrega de el Bañador..

Este breve comentario seguido del icono de una sonrisa solar es como un reto y merece un post un poco más largo de los que dedico a esa serie sobre vintage bañadores.

Nada más leer ese comentario de Manuel me avalanzo sobre el saco de los trajes de baño que acarreé sin pensar y el primero que pillo es justo ese, el comprado en el Barrio Rosa de Bogotá ante una escapada insperada, furtiva, inconfesable y arriesgada a tierra caliente descendiendo unos cientos de metros de altura y recorriendo no pocos kilómetros hacia el sur de esa capital por carreteras no del todo conroladas por el ejército. Mi pudor natural me prohibe añadir nada comprometido a esa simple descripción de esa aventura

Pero vayamos al bañador en sí que diría Heidegger. Lo que se ve son tres colores verticales en bandas de forma de paralelepípedo: verdes, rosas y blancas. Pero lo sublime que diría Kant es el material. Es como repelente al agua como esos materiales modernos que usan los triatletas.

De modo que en la inauguración de este bañador y por mucho que me echara al agua para disimular mi calentura salía tan seco como una mañana de invierno madrileño con cielo azul, de esas que cuartean la piel y que me recuerdan a la pureza de las Montañas Rocosas. Creo que fue esa sequedad la que me mantuvo sano, limpio y puro cumpliendo con mi deber pero sin una concesión. Bueno, ninguna más allá de las propias de un hombre educado y sensible que sabe mantenerse en su sitio y que, por delicadeza, acaba aquiriendo un cuadro de la artista anfitriona.

No se porqué, pero ya no lo puedo usar más que en la piscina de casa, como si se tratara de un recuerdo íntimo y, auque lo describa con distanciamiento fruto del paso del tiempo, debo confesar que, además de un prodigio tecnológico, su mero recuerdo me resulta vigorizante.