La risa

Publicado el 05/10/2010

Creo recordar que lo primero que me ha venido a la cabeza cuando me he visto en el suelo, con un golpe de bolardo en la pelvis y, más suave, en mis atributos, con las rodillas despellejadas debajo de un pantalón rasgado justamente a su altura y con las palmas de las manos calentitas, ha sido La Risa de Bergson y me he visto a mí mismo como la esencia de lo ridículo, especialmente cuando he recogido mis libros y he caído en que eran dos serios volúmenes sobre la globalización. Sí, la globalización y sus problemas de gobernanza por los suelos y yo asistido por jóvenes personas inmograntes que no sabían que lo más cómico es que iba pensando en que debo tensar los abdominales y mirar al frente en lugar de al suelo según me dice mi personal trainer si quiero recordar que tengo un cuerpo que reclama sus derechos. Ahora sí he soltado la carcajada.