Y pasó el tiempo....
No se me hizo muy largo este curso en Santa Fe en donde, además de aprender una nueva forma de mirar a los fenómenos económicos, utilicé mi tiempo y las recomendaciones de la faculty para tratar de encontrar un puesto de trabajo en cualquier sitio que no fuera España en donde todavía no sería difícil que mi presencia y mi historia imaginaria pudieran levantar sospechas. Hice varios viajecitos rápidos a lugares de América discretos ya estuvieran en los Estados Unidos o ya en algún lugar de Hispanoamérica. Finalmente me decanté por Colombia y la más generosa de las ofertas, la de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, perteneciente a la orden de los jesuitas, la que me daba una ventaja por haberme ya acostumbrado a la manera general de trabajar de estas instituciones en Monterrey y despúes de cerciorarme de que entre su plantel de profesores no había ninguno que yo hubiera conocido ni en mi formación en LA ni en el último curso en Santa Fe ni en cualquiera de los seminarios a los que acudí por el mundo durante mi época docente.