Juan Urrutia Elejalde

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Textos de Juan Urrutia desde 2002

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Yanis, Susan y yo

Yanis, Susan y yo

Yanis (Varoufakis), el nuevo Ministro de Finanzas griego, es un economista conocido pero no reconocido por los mandarines de la profesión a pesar de su c.v.razonable y a causa de su izquierdismo irredento más allá de un simple impulso ético-político. Sin permiso lleva tiempo permitiéndonos leer sus ideas no simplemente económicas y desde hace años se han publicado algunos de sus reflexiones sobre lo que estaba ocurriendo. Da gusto ver cómo ayer llegó al diez de Downing Street sin escolta con las manos en los bolsillos y sin corbata.

Continúa Ramón, saber mirar y hacer ver

Continúa Ramón, saber mirar y hacer ver

La reunión y la conversación de la que hablaba el otro día me hizo girar mis cavilaciones hacia un lugar ya visitado otras veces con la esperanza de que esta vez quizá pueda dar unos pasos más en el camino que marcha hacia lo que, a falta de bonita traducción, llamé la Good Society como aquella en la que se vive una Good Life o lo que a mí en particular me parecería bien traducida como una Vida Digna. Y estas cavilaciones se hicieron más alegres cuando me enteré de la existencia de una nueva rama de la Economía que ha dado en llamarse Economics of Knowledge y que, de una u otra manera, trata de entender más y más sobre los aspectos económicos de lo que en su día se llamó la Sociedad del Conocimiento un concepto con una rica polisemia. Desde ese momento ya no hay dudas de que vivimos en un mundo en el que la mayor parte del valor añadido está generado directa o indirectamente por por lo que llamamos «Knowledge», esa especie de conocimiento que generan la ciencia y la técnica.

BCE

BCE

El jueves fue un día grande y el viernes unos cuantos amigos brindamos por Mario Draghi admirando esa capacidad suya de moverse en el enmarañado campo de juego de los intereses europeos que, en esta ocasión ha resultado en la decisión por parte del BCE que se anunció el día anterior y que ha comenzado a poner en práctica la idea de los eurobonos. Esta idea de que, desde hace algo más de siete años años que se inició la Gran Recesión, lo que hay que hacer es generar inflación y mutualizar la deuda mediante la emisión de Eurobonos que permitan compartir el riesgo de un país entrara en bancarrota, se ha llevado a la practica finalmente gracias a las dotes diplomáticas del mandamás del BCE. El enorme tiempo que ha llevado la discusión entre los partidarios de esta idea sencilla y aquellos que creían que estas medidas eran contraproducentes por diversas razones que iban desde la necesidad de tomar medidas estructurales que la inflación podría hacer olvidar o por el azar moral que la solidaridad podría generar entre aquellos países rescatados por todos los demás, ha hecho que Europa comience a actuar.

Ramón toma la palabra

Ramón toma la palabra

Pensaba que ya, una vez jubilado y alejado de todos mis compromisos podría dedicarme a mis manías, o quizá debiera llamarlas tendencias viscerales, de las que no estoy seguro de acordarme. Ha pasado el tiempo y cada vez son menos los mails que debo responder o las reuniones a las que debería acudir. Creo que quiero aprender euskera y ver todas las series del mundo, eso es todo.

Holywood vs. Broadway

Holywood vs. Broadway

Cada vez que Ramón abre la Odalisca se dice a sí mismo que no tiene sentido usarla en casa pues siempre acaba escribiendo mucho más que unas simples notas recordatorias de impresiones del mundo por el que se pasea y utilizando para ello o bien el ordenador o bien un cuaderno de hojas en blanco de los que no se atreve a prescindir como tampoco puede dejar de utilizar esos rotuladores de punta superfina que le permiten una caligrafía tan microscópica que pone de manifiesto su inseguridad pues no quiere que nadie entienda lo que escribe. Piensa que él no ha sabido ser lo suficientemente rupturista y que su manera de entender el continuismo creativo, como el de Rafael respecto al Perugino, con su toque innovador, no le ha llevado a ninguna parte o eso siente él aunque no pocos colegas señalan algunos de sus trabajos como rompedores. Sin duda lo son pero en una medida a su juicio tan pequeña que su impulso revolucionario exhibicionista se siente frustrado.

Un buen paseo

Un buen paseo

Una vueltita de unos diez kilómetros siempre le sentaba bien, pero cuando, además, el paseo se acompañaba por el recuerdo de unas notitas recogidas en su agenda con un afilado lápiz, tenía la garantía de que algo raro o nuevo se le iba a ocurrir, algo muy fructífero siempre que no intentara resumirlo en su miniagenda que debía permanece sobre su mesa de trabajo. Así que se enfundó el abrigo y, excepcionalmente se permitió envolverse el cuello en una bufanda que se imaginaba protegería las ideas que surgieran en el paseo para su uso inmediato, una cosa que en general no le gustaba hacer pues la experiencia le había enseñado que las ideas, especialmente las buenas, necesitan un período de maduración que nunca es corto. Esas eran las virtudes higienistas del paseo a las que cantaba Nietzsche, para quien lo corporal era tan importante como lo intelectual por lo que es necesario estar en sintonía con el sonido de tus entrañas, saber escucharlas aunque no suenen pues nunca lo hacen cuando quieren hablarte.

¿Experto yo? No, yo soy un sabio

¿Experto yo? No, yo soy un sabio

Siente que tiene que empezar a escribir pues ya solo le quedan 28 días. Después de unas horas de angustia se decanta por comenzar por el discurso de rechazo, un trabajillo necesariamente agresivo aunque espera que no resulte grosero. No ha decidido todavía si este posible discurso debe comenzar por las palabras de agradecimiento a la docta casa o debe quizá sentar su tono desde el principio con unas palabras que afirmen que va a utilizar su tiempo para explicar porqué piensa que estas viejas instituciones debieran desparecer.Pero, sea lo que sea lo que finalmente haga a este respecto, lo que no puede dejar de decir es que su predecesor en ese sillón cuya letra no recuerda, o no quiere recordar, no era nada sabio.

Dudas sobre el discurso

Dudas sobre el discurso

A la vuelta de Paris ya no hay distracciones y comienza a internarse en un camino cuyo fin le es desconocido: escribir un discurso en unos 28 días. Pero un discurso muy especial pues sus dos amigos le dicen que , además, de las cortesías de rigor, debe glosar su obra haciendo referencia a la del académico que ha de sustituir. Lo conoce lo suficiente como para que esa obligación no le resultara muy pesada si no fuera por la inanidad de esa su llamada «obra», casi tan poco fértil como la suya propia, se dice entre sonriente y crispado.

Et Paris encore

Et Paris encore

Se acabó por este año, piensa. Mañana volverán a Bilbao, pero hoy todavía queda un poco de tiempo para deambular por donde siempre y grabar la retina con, por ejemplo, la imagen de esa niña que, dispuesta a comer con su madre en una brasserie, muestra un semblante tan tranquilo y sonriente que se le antoja la imagen de la felicidad, totalmente inconsciente de sí misma y no como dentro de unos años cuando la pobre ya no pueda dejar de mirarse de reojo en todos los escaparates. Esta mañana ha vuelto a pasar de la Sainte-Chapelle ya harto de intentarlo y encontrarse siempre con una enorme cola de turistas extrañamente dispuestos a entrar dentro del Palacio de Justicia para contemplar un edificio en el que la justicia no pinta nada pues en una capilla santa ha de primar la misericordia.

Más Paris

Más Paris

Tomar notas es uno de sus pasatiempos favoritos. Incluso tomar notas en clase fue siempre un pasatiempo estudiantil durante el tiempo de la clase e incluso posteriormente cuando trataba de entenderlos y así acababa aprendiendo el contenido de esa clase. Ayer, y a pesar de la sorpresa de esa llamada que todavía hoy no puede creer del todo, cayó en la tentación de comprar una de esas pequeñas libretas que indefectiblemente le recuerdan a la que se ofrecía a la clientela de la desmantelada La Goulue de la calle Madison en New York, solo que en este caso exhibía la cabeza y rostro de La Grande Odalysque de Martial Raysse y con ella y el lápiz que nunca abandona se dirigió, tan bien acompañado como siempre, a disfrutar de la exposición sobre Sade primero para luego sin prisas continuar la exploración de las novedades parisinas.

Pensamientos parisinos

Pensamientos parisinos

Nuestro protagonista despierta como de un sueño una mañana en París en el hotel de la Abadía y se encuentra como si fuera ya el atardecer, de pie en el cuarto piso mirando a su móvil mientras recuerda que era de día cuando recibió una llamada de un conocido académico anunciándole que él y otro amigo suyo y conocido del que despierta le iban a proponer como candidato a ocupar un sillón de la Academia de XXXX y que, para que su propuesta tuviera éxito debería redactar en menos de un mes un borrador de discurso de aceptación. Ya no recuerda cual fue su contestación pero no va a llamar para preguntar pues quizá ha sido solo un sueño raro. «¿Que hacer?» deja de ser el título de su libro secreto preferido y pasa a ser una especie de grito de socorro que cada día va a lanzar al despertar durante el próximo mes.

Siempre me queda París

Siempre me queda París

Tengo varias disculpas para justificar mi falta de producción desde el día 27, día en el que escribí un minipost con lo que me trajo a la cabeza la muerte de Duverger. La más tonta es que la vuelta casa durante las vacaciones de navidad está llena de obligaciones familiares y amistosas que por sí solas justifican una aparente falta de productividad o, simplemente, de trabajo. Pero considero esta trampita como plenamente justificada.

El Duverger de ma jeunese

El Duverger de ma jeunese

Acaba de fallecer Maurice Duverger un autor francés de derecho constitucional general, y de otros temas relacionados, que me empeñé en leer al principio de la carrera en aquel tiempo en el que no me interesaba nada lo que me enseñaban de economía y, en cambio, sentía mucha curiosidad por el derecho político público. Poco a poco fueron cambiando las tornas y, a medida que se especializaba el derecho y la economía se hacía más abstracta, me pasé a esta última. Pero no es esto lo que quiero contar.

Montoro, el País Vasco y Europa

Montoro, el País Vasco y Europa

Llego a Bilbao para pasar las vacaciones de Navidad y lo primero con lo que me topo en los periódicos locales es una discusión sobre la postura del Gobierno Vasco en manos del PNV en relación al regalo de Papá Noel de Montoro a la Comunidades Autónomas que se anunció en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Comenzando por el principio hay que recordar que, gracias al buen comportamiento de las instituciones locales y de la administración central, el cumplimiento del compromiso de España con la UE en materia de déficit fiscal va poder cumplirse con facilidad en este 2014 y suponer en consecuencia que esto ha debido de animar a Montoro a hacer un gesto de generosidad hacia la CC.AA. a pesar de que, en su mayoría, no han cumplido con el objetivo de no sobrepasar el 1% de déficit.

Otro gran primer párrafo

Otro gran primer párrafo

El primer párrafo es donde un autor de ficción se la juega de verdad tal como decía hace ya muchos años usando como ejemplo el Call me Ismael de Melville. Siempre he pensado eso y puede que ahí esté la explicación de mi escasa, por no decir nula, producción literaria. Es imposible competir con ese primer párrafo de Moby Dick, o incluso con estos primeros párrafos de los que he escrito aquí (Bolaños) o aquí (Flaubert).

Eduardo Elitista y Salvapatrias

Eduardo Elitista y Salvapatrias

Salvapatrias es una palabra que suele utilizarse con cierto tono crítico implicando que quien se presenta a sí mismo como tal no puede ser alguien que conoce sus limitaciones. No es mi caso en relación a mi amigo Eduardo Serra quien hace pocos días escribió un artículo de opinión en El País que bajo el título El Declive de los Estados Nacionales pone en juego, con la habitual maestría retórica de su autor, ideas que me interesan desde hace mucho tiempo y especialmente en estos tiempos en los que las ramas de los árboles (ni siquiera los árboles) no nos dejan ver el bosque. No solamente nos previene sobre el peligro para España de que los Estados Nacionales Europeos se difuminen en la globalización, sino que pone un énfasis, que podría parecer anticuado, en el peligro que corre la idea de Patria.