Juan Urrutia Elejalde

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Textos de Juan Urrutia desde 2002

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Apertura de curso

Apertura de curso

La ceremonia de apertura de curso de mañana día 12 de septiembre servirá como conmemoración de la puesta en marcha de la Universidad Carlos III de Madrid que había sido aprobada bastantes meses antes por la Asamblea de la Comunidad Autónoma cuando Joaquín Leguina era su Presidente y Felipe González era el Presidente del Gobierno Central. Yo y mi familia habíamos pasado el verano en Jávea en una casa alquilada a unos amigos y por estas fechas ya estábamos en Madrid haciéndonos cargo de la mudanza. Rafa empezaba la universidad e Itziar el colegio.

Ideas concatenadas

Ideas concatenadas

Hace poco Vila-Matas comentaba en El País la publicación en París del primer volumen en francés de las cartas de Samuel Beckett que presentan «las dudas de un artista incipiente que se va desembarazando de los dogmas más manoseados, y lo hace con su atracción por el silencio, pero también con su tendencia a ir hacia la palabra aun a sabiendas de que «no hay narración, todo es falso, no hay nadie, no hay nada»». Rafa cita a Joyce y el Retrato del Artista Adolescente como un precedente del despojamiento beckettiano, e Itziar parece degustar la idea de llegar al límite de la no pertenencia: ni a una familia ni a una patria, ni a una lengua ni a nada de nada. A Marisa eso le ha recordado a su marido, al que llama un «dimisionario en cadena», lo que tiene algo de cierto y, en cuanto a mí, me limito a recordar a la individuación por la pertenencia, el articulo publicado en Energeia hace relativamente poco tiempo a pesar de haber sido escrito hace bastantes años y que trataba de poner de manifiesto que no hay manera de ser un individuo auténtico sin poder renunciar sucesivamente a distintas formas de pertenencia.

Sostén o sujetador

Sostén o sujetador

Mi gusto por la lingüística, así como por el idioma y el habla en general, me hace preguntarme cuestiones, quizá triviales, sobre el uso concreto del idioma o sobre la evolución del habla, pero que es posible que algo nos enseñen. Es este gusto lo que me ha llevado muy a menudo a escribir por ejemplo sobre expresiones que detesto. Tomemos como un ejemplo la forma de referirse a una prenda femenina de ropa interior.

Vuelta a la normalidad

Vuelta a la normalidad

Creo que puedo decir que hoy he terminado la novela que estaba escribiendo desde hace algún tiempo. Me he referido a ella en varias ocasiones (por ejemplo aquí) y este verano le he dado el arreón casi definitivo utilizando algunas de sus partes como posts en este blog. El que subí ayer- La muerte del padre- no es el último, pero no voy a subir los que cierran la novela aunque ya estén escritos.

La muerte del padre

La muerte del padre

Agradecí tu presencia en el funeral de mi padre, así como la de muchos de nuestros contertulios. Su cuerpo, desde hace mucho tiempo semiatrofiado, llegó en su féretro a la parroquia casi cuarenta y ocho horas después de que falleciera en esa clínica cercana a los astilleros en los que había trabajado mientras su cuerpo aguantó y desde los cuales puso en marcha no pocas operaciones arriesgadas en favor de los perseguidos junto con otras personas que entre ellas se reconocían y que yo quise identificar con algunos ancianos que, todavía, bien plantados, acudieron también a esa iglesia que se encuentra en el piso que fue del abuelo de Machalen a la que algún día conocerás. Había tenido tiempo de traer el cadáver a casa, de velarle junto con mi madre y otros parientes y de poner una esquela en el periódico que siempre se recibió en mi casa que apareció al día siguiente anunciando este funeral.

Continúa el curso... de los acontecimientos

Continúa el curso... de los acontecimientos

Como sabes muy bien, porque tienen lugar en tu casa, las meriendas intelectuales continúan y su preparación va encontrando su formato definitivo que, casi invariablemente, te cuento ahora, acaba como aquella primera vez, cuando después de cenar, Lourdes y yo tomamos un taxi para volver a su casa. Me temo de todas formas que tu intención, Esperanza, no se ha cumplido del todo. Son noches muy satisfactorias y también muy discretas porque los jueves Lourdes da libre al servicio hasta la mañana siguiente y el mismo taxi que nos llevó hasta su casa está en su puerta a una hora muy temprana para devolverme a la casa donde vivo en el centro con mis padres y ese niño que crece en un ambiente lleno de amor pero sin una madre y con un padre que no le dedica el tiempo que sería conveniente dedicarle.

Misión cumplida

Misión cumplida

Es lo que, adelantándose a los acontecimientos, dijo Bush Jr. desde un portaviones al poco de comenzar la invasión de Irak que todavía hoy da guerra: «mission accomplished». Yo no me precipito si digo que yo he cumplido con mi misión, pues la novela está terminada, aunque, claro está, faltan detalles y rematarla puede llevar bastante tiempo.

La seña y su continuación

La seña y su continuación

Tu marido presidía la reunión que se celebró en vuestra casa. Alrededor de la mesa del comedor de la que yo solo había tenido una visión fugaz en alguna de las merindas intelectuales cuando tú te levantabas, corrías una puerta y volvías con una cucharilla o cualquier otro detallito. Era una mesa muy sólida y muy grande alrededor de la cual se sentaban señores bastante mayores que yo, o eso me parecía.

El Honor

El Honor

Jon creía que después de los dos veranos de Bel Atha Cleath su formación preuniversitaria estaba decidida, y que nada faltaba y nada sobraba para llegar a ser un patrón de remolcador de altura en el sentido general y nada sencillo en el que había acabado pensando cuando elucubraba en cómo estar a la altura del padre añadiéndole unos toques de mundanidad para contentar a la madre. Pero no sabía todavía que habían cosas, palabras y gestos que correspondían a otra cultura oscura con la que debía familiarizarse para fortalecerse y no limitarse a contestar con un simple silencio las solicitudes de la clase dominante, tal como había ocurrido al final del último verano en esa ciudad que también llaman Dublín. Ante la tontería no basta con el silencio y menos si éste es despreciativo.

Una noche de perros... y ranas

Una noche de perros... y ranas

Parece que la borrasca se va alejando, pero ayer sufrimos una de esas que no se olvidan. Los rayos y los truenos fueron casi constantes y la luz eléctrica se iba y volvía sin ninguna prisa. Si una vez hace años nos quedamos encerrados fuera, ayer corríamos el peligro de no poder salir, pues la puerta para el coche funciona con electricidad únicamente.

Un  pragmatismo embriagador

Un pragmatismo embriagador

Para hacer de aquel hijo prometedor alguien realmente capaz de llegar a la cima como quería la madre, o de ser una especie de héroe como presumiblemente deseaba el padre, las luces asociadas al francés no bastaban. Era de todo punto imprescindible domeñar el inglés, un idioma que por aquel entonces ya aparecía como el único idioma capaz de hacerse franco y que se asociaba a autores e ideas muy distintas de las acariciadas durante los veranos dedicados al aprendizaje del francés. Sustituir Sartre por Brendam Behan no es solo un pequeño ejemplo cualquiera del contraste entre la cultura francesa y la del ámbito anglosajón, es un verdadero cambio de paradigma, y para Jon representó una sorpresa tan grande que nunca volvió a soñar con llegar a tener una visión definitiva del mundo.

Las luces

Las luces

El chiquillo de la margen izquierda continuó pasando los largos veranos en la margen derecha en una casita de aquellas de arquitectura local, sita justo detrás de una iglesia muy frecuentada, y desde la que se divisaba una preciosa vista del Abra. Era una casita de dos plant,as la segunda de las cuales era ocupada por la familia de este chiquillo durante más de tres meses, desde San Pedro y San Pablo, a finales de junio, hasta el día de la hispanidad, último día de las vacaciones escolares. Aunque seguía paseándose por la playa y acercándose hacia el área que ocupa el toldo de la familia de Esperanza, comenzó a desarrollar sus propias amistades, que acabaron conformando un grupo de verano no necesariamente relacionado con su grupo de invierno, entendiendo por tal el que se fue formando entre compañeros de curso.

Un interludio económico

Un interludio económico

En medio del esfuerzo por ir dando forma a la gran novela de Bilbao, título a penas pretencioso, y de terminar de ordenar las entradas que conforman la serie «Hacia un Nuevo Relato», que continúa y cierra, esperemos, Crónica de un Crisis, me permito una distracción para mencionar las últimas malas noticias de la economía europea y la vaciedad del lenguaje de nuestros políticos, forzado, claro está, por los datos aparecidos ayer día 14 y dados a conocer en los periódicos correspondientes a la Virgen de Agosto. Por una vez estoy contento de estar de acuerdo con el columnista del País José Carlos Díez , y recuerdo que su propuesta ya fue señalada en estas páginas al usar como pancarta: inflación y eurobonos. Un interludio económico desarrolla la idea principal.

Penetración

Penetración

La Ciudad tiene muchos nombres en ambos idiomas, pero todos hacen referencia a que es como un agujero en la tierra, un bocho rodeado de montañas que la aislaron mientras las comunicaciones fueron rudimentarias y le salvaron de algunos ataques bélicos. Este hecho hace que esta Ciudad componga como un sistema complejo que se sostiene hasta que algo externo ocurre y el sistema explota y cambia de configuración. Y esto externo no puede llegar sino a través del mar, entrando en la Ciudad por la ría a partir del Abra, esa especie de laguna en la que se entra o se sale a través del canal que dejan abierto los dos contrafuertes, el que sale desde la margen izquierda, largo y estilizado, y el que se insinúa, corto y gordo, desde la margen derecha.

Historias de Lourdes

Historias de Lourdes

Me parece Esperanza que me has metido en un buen lío. Tratando de contar contigo como ayudante de meriendas intelectuales, todo ello en favor de la universidad pública, me has entregado en manos de Lourdes, una viuda joven y rica, pero llena de problemas. No está mal que sea rica, pues esta vida en la que estoy metido, si bien es lo que yo quiero, no me da como para hacer extravagancias que también quiero llevar a cabo por lo menos en aquellos momentos en los que el cariño de mi padres me dejan libre del cuidado de su nieto nacido en LA y sin madre.

Parecido razonable

Parecido razonable

Como ayer por la noche alguien que sabe mirar el arte me dijo que cada vez me parezco más a Txillida, he cogido confianza en mi recuperada capacidad fisiognómica de la que hacía gala el otro día. Esta capacidad, más la inactividad física en el Ampurdán, me han llevado a descubrir otro parecido que me parece asombroso. Dedico bastante tiempo a la televisión y especialmente a «Amar es para Siempre», la saga de Antena 3, y ahí me he fijado en Antonio Garrido), intérprete del malo Augusto Lloveras.