Juan Urrutia Elejalde

Graneles

Textos de Juan Urrutia desde 2002

Cabecera del sitio
La sabia guionista de Hollywood

La sabia guionista de Hollywood

Aunque no coincide con las fechas, yo hubiera dicho que fue el Gran Gatsby la película en cuyo estreno nos encontramos como los dos únicos espectadores sin pareja. Pero no, cuando lo pienso mejor, creo que era una película sobre el cine centrada en la figura de un mogul del séptimo arte relacionado con la Metro Goldwin Mayer y su título quizá fuere el de El gran Tycoon o, ahora lo recuerdo bien, The Last Tycoon, basada en una novela, otra, de Fitzgerald, y con Robert de Niro de protagonista. Supongo que en el descaro de aquellos años de formación, y en mi caso de doma de mis instintos salvajes, fui yo quien me dirigí a ella a la salida del cine de Westwood.

Fisiognómica munichesa

Fisiognómica munichesa

Ya de vuelta. Llegamos ayer por la tarde y bastante cansados pues el tráfico era muy denso. Pero refrescados de la rutina.

Wir fahren nach München

Wir fahren nach München

Sí, efectivamente, mañana por la mañana y muy temprano comenzaremos nuestra escapada a Múnich en dos etapas y en automóvil. Hoy he revisado el coche y parece que todo está en orden. No tengo ni idea por qué abandonamos por una semana nuestro refugio del Baix Empordà y nos largamos a pasear por Cataluña, Francia, Suiza y Alemania, y vuelta.

Yorickeando

Yorickeando

Hace ya un mes, la primera vez que vine a estas meriendas intelectuales, llegué a esta zona de la margen derecha concebida para ricos en el automóvil del Decano desde el centro de la Ciudad. Así que no me sabía bien el camino. Aquella fue una ocasión memorable, pues te reconocí en seguida, y me pareció que tú también me reconociste al primer golpe de vista.

En el café

En el café

¿Cuánto me harás esperar Esperanza? Como comprenderás, de la respuesta a esta interrogación sencilla va a depender lo que yo vaya a esperar sobre la posible renovación de nuestro viejo interés mutuo. Si es un retraso simplemente coqueto justificado por la dificultad de aparcar es que estamos en la misma onda.

El fútbol en el cuerpo

El fútbol en el cuerpo

«Au revoir, Espoire» había sido una manera muy poco afortunada de despedirme de Esperanza el día que acompañé al Decano a aquella primera merienda intelectual en la parte más occidental de la margen derecha. Ciertamente revelaba que ambos recordábamos una infancia ya lejana, pero al mismo tiempo avisaba de mi falta de respeto al poder cuando yo no era allí sino un pobre funcionario del Estado tratando de colaborar con la Universidad Pública en la tarea de levantar un poco de dinero que permitiera ir introduciendo el pensamiento abstracto en aquella sociedad tan rica desde el descubrimiento del mineral de hierro y sobre todo desde la primera guerra mundial. Ambos acontecimientos habían llevado concatenadamente a la formación de instituciones financieras que sabían cómo arreglárselas en aquel ambiente propio de la Ciudad y más tarde en todo el territorio que se llamaba nacional.

Juan Crisóstomo

Juan Crisóstomo

Habían sido muchas las emociones de esa comida en la que mi padre y su abuelo se habían reconocido con algo más que con simpatía, con cierta complicidad difícil de entender, ya que la complicidad suele desarrollarse entre amigos de juventud unidos por infinidad de trastadas, y estas dos personas mayores no se trataron asiduamente durante la juventud, y lo que hicieron juntos no era una trastada sino más bien un acto de resistencia ejecutado con toda calma y poca fe por dos hombres que sabían que tenían que llevarlo a cabo sin preguntarse por las posibles consecuencias, por dos hombres hasta cierto punto ya muertos hace años. Necesitábamos Machalen y yo asimilar todo aquello que habíamos aprendido solo hace unas horas y de lo que nunca habíamos oído hablar. Quizá era justamente ese silencio el que más nos pesaba pues, aunque caminábamos en silencio, bien sabíamos cada uno lo que pensaba el otro.

Gaztelumendi

Gaztelumendi

- Me alegra volverle a ver en persona, dijo el abuelo en cuanto, precedido por mi madre, recorrió todo el pasillo e hizo su entrada en aquella habitación tan iluminada que amenazaba con cegar a cualquiera que entrara en ella a esa hora del mediodía. A distancia seguíamos Machalen y yo tratando yo de explicarle rápidamente cómo era nuestra casa y especialmente aquella habitación en la que tanto había jugado mientras la costurera hacía vainica o arreglaba un traje a mi madre o mientras la señorita Carmen me leía Salgari con un tono de voz hipnotizador. Para cuando llegamos a la salita, todavía mi padre no había acabado de articular su bienvenida -...

Paseo por las cercanías del Conservatorio

Paseo por las cercanías del Conservatorio

NOTA: El texto que se ofrece a continuación debería haber sido subido al blog con anterioridad al publicado hace dos días y después de este otro que se publica hoy a continuación. Despertamos muy tarde, cada uno guardando el secreto de sus sueños, y no era cosa de acudir a casa de su abuelo ni a la de mis padres con un preaviso tan corto. Así que en un cierto silencio nos adecentamos y nos lanzamos a la calle a la búsqueda de la tienda, o más bien confitería o pastelería de la que tanto habíamos hablado en Salzburgo, la que vendía polvorones de Felipe Segundo y que parecía que los hacía allí mismo, aunque es difícil de entender que ese nombre hubiera sido impuesto por un habitante de esta Ciudad.

Manifiestos

Manifiestos

Llega el calor y casi todo se hace espeso e imposible de digerir. Parece no haber nada con lo que distraer las calurosas noches de insomnio. Y, sin embargo, todavía puedo respirar un poco gracias a la estela de ese éxito de Podemos) que milagrosamente me ha rejuvenecido aunque me temo que por la razón por la que es, en general, criticado: porque se supone que cuando tenga que bajar de las musas al teatro se acabará su posible relevancia; pero es que yo siempre he preferido las musas.

Recuerdos y Descubrimientos

Recuerdos y Descubrimientos

Me levanté con ella y sentí una sensación extraña cuando comencé a abrir la persiana del mirador y atisbé enfrente al gobierno militar. Quedé paralizado hasta que me di cuenta de que ya no había que ocultar timbal alguno en aquella casa camino del monte. La abrí del todo y dejé entrar esa luz tibia que a veces ilumina las horas tempranas de la Ciudad.

Le catorce juillet, ¡Vive la liberté!

Le catorce juillet, ¡Vive la liberté!

Dos fechas hay en mi vida que no se me pasan nunca. La del dos de mayo de 1874, de la que he hablado aquí y aquí, y la del catorce juillet de 1789. Ambas están asociadas a dos himnos que en mi familia no se dejaban de cantar ningún año.

La noche de mi desencanto

La noche de mi desencanto

Mis padres no sabían que yo ya había llegado a la Ciudad, pues me pareció más sensato mantenerles en la ignorancia hasta que Machalen accediera a conocerles y yo tuviera una bonita historia que contar acerca de mi emparejamiento, nada formal, con una futura directora de orquesta, cuando estaba a punto de marcharme a América a no sabía yo muy bien qué. Así que le acompañé en su fumar compulsivo que parecía hacerle revivir sus recuerdos asociados a aquel piso en la calle que conducía al monte, al que llegaban los cánticos populares con los que yo hacía rabiar a esta música tan seria que no podía resistir no solo mi mal oído sino también que nunca recordara la letra entera: «... subirás en aeroplano, bajarás en goitibera...» Permanecí, pues, callado, y escuché atentamente su apenas audible voz que fue recitando, ignorando mi presencia, sus recuerdos vividos o contados por el abuelo: > ...nada sé de cuando mis padres todavía vivían, tengo recuerdos vagos, muy vagos, de la suavidad de la piel de mi madre y de la seguridad que sentía cuando mi padre me tomaba en sus brazos...

Las  meriendas intelectuales

Las meriendas intelectuales

La primera vez acompañé al entonces Decano de la Facultad de Económicas y Empresariales sin saber para qué me quería allí, en una casa de ricos en donde la presencia de gente del claustro de la tradicional universidad privada de la Ciudad hubiera resultado más adecuada, tanto por los temas de las charlas, mucho más cercanos a lo que se llamaban valores, como por la vestimenta de los presentadores de esos temas que sin duda nunca habría llegado a ser de tan mal gusto como la de mi Decano. Pronto en la tarde caí en la cuenta de cual era mi papel en aquellas reuniones pretendidamente cultas. No se trataba de mi mayor elegancia, pues creo recordar que estaba usando trajes viejos de mi padre adaptados a mis medidas por un sastre de confianza y que yo aprovechaba sin atención alguna a lo que exigía la época del año.

Cita de Limónov

Cita de Limónov

No hace mucho tiempo escribía yo sobre Pablo, Limónov y yo, un post en el que decía reconocerme en ciertos aspectos de la figura del trangresor ucraniano que continúa llevando la contraria por doquier, parecería que por sistema. Desde las elecciones europeas y los análisis posteriores de los comentaristas, aparentemente bienpensantes pero realmente más neoconservadores que el propio Bush, se agudiza en mí el deseo de transgredir. Y me armo con las armas de mi «maestro» que dice: > Si un artista no comprende a tiempo que debe consagrarse a algo más elevado que él, como un partido o una religión, lo que le espera es un destino lastimoso compuesto de borracheras, shows de televisión, pequeños chismorreos, pequeñas rivalidades y, para acabar, un infarto o un cáncer de próstata Si sustituyo la palabra artista por cualquiera otra que refleje la subordinación a los intereses, culturales o del tipo que sean, de lo que se llama el sistema y, si en vez de partido o religión pensamos en el deseo genuino de participar en el esfuerzo por vivir en armonía colectiva, me doy cuenta que doy el tipo y que ya he pagado con un infarto.

La Nueva Banca

La Nueva Banca

Hablar de Banca es hoy necesariamente hablar de la Nueva Banca, pues solo sobrevivirán a la crisis aquellos negocios bancarios que se adapten a las nuevas tecnologías y pasen la regulación que poco a poco se va estableciendo y que hace difícil y poco rentable la Banca Tradicional, y prohíbe, en la medida que puede, la Banca generadora de productos estructurados que están en el origen de los problemas del sistema financiero. Aunque ya he hablado de Banca en este blog, por ejemplo aquí, vuelvo sobre el asunto para aportar una idea que creo nueva, aunque estoy seguro que hay gente del sector que ya la acaricia. La Banca está en el centro de la crítica al sistema económico actual por su presencia en las puertas giratorias o en cualquier otro ejemplo de extracción de rentas.