Juan Urrutia Elejalde

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Textos de Juan Urrutia desde 2002

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Virus y palabras

Virus y palabras

Desde el último post he sido un ser sufriente aquejado de un virus no identificado que me ha tenido en cama, hecho un trapo y sin saber si era gripe, un simple catarro o, simplemente, el fin. Un virus que se agarra en Pamplona no es cualquier cosa, pero no me di cuenta de su origen foral y traté de luchar contra él, un error que pagué caro pues, además de ser derrotado, alargué inútilmente la lucha. O quizá, pienso ahora, la lucha no fue inútil pues en medio de la calentura uno descubre extrañas figuras del pensamiento muy parecidas a ideas descarriladas.

Jorge Nieto, unas palabras no solo de homenaje

Jorge Nieto, unas palabras no solo de homenaje

Pues sí, como decía cogí el tren y no me ocupé para nada del discurso que al día siguiente, viernes, tenía que hacer en homenaje a Jorge Nieto. Llegó la hora y me levanté tembloroso con un papel que hace una eternidad había escrito y que leía procurando mezclar la primera persona, la segunda y la tercera siguiendo la pauta de la novelita que me leí durante el viaje. La cosa salió como salió y ahora le pongo un poco de orden para que Ana sepa como terminó el cuento.

Mañana... el tren

Mañana... el tren

Por una razón o por otra llevo viajando un par de meses por esos mundos de Dios que ni están cerca ni tampoco lejos. No son viajes con glamour a lugares exóticos, sino de esos que se hacen en autobús en caso de que no haya tren o de que el automóvil no sea aconsejable debido al mal tiempo y al descenso pronunciado de la cota de nieve. Y estos viajes tampoco son iniciáticos ni representan un descubrimiento interesante.

Un par de lágrimas

Un par de lágrimas

Los años de plomo pasaron y llegó una época menos dura, pero tampoco idílica, allá por mediados de los noventa. La Ertzantza me llamó a su cuartel de María Díaz de Haro y me dijo que, aunque lo que ellos (no ellos sino «ellos») tenían de mí no era el resultado de un seguimiento sino mera información de medios públicos, les parecería prudente por mi parte no tener unas costumbres demasiado regulares. Más en concreto y puesto que en la época yo venía a Bilbao cada quince días por cuestiones de trabajo, me recomendaron no dormir en mi casa cada vez que viniera por aquí.

El esfuerzo y la Gracia

El esfuerzo y la Gracia

La tarde-noche del 27 acudimos al Teatro Real a contemplar una producción relativamente reciente de la ópera de Wagner [](http://www.teatro-real.com/es/espectaculos/1773) Tristán e Isolda), puesta en pie por la colaboración de gente muy importante en este mundo del teatro dramático musical. Conozco someramente la música de Wagner y sé como distinguirla de la de Verdi, ambos nacidos el mismo año hace un poco más de dos siglos, tal como quise sugerir indirectamente con ocasión del concierto de fin de año en el Euskalduna. Pero la sesión operística de hace dos días despertó en mí una de esas contradicciones que, me temo, no hay más remdio que acarrear.

On the road

On the road

Creo que la última vez que tomé un autobús interurbano fue hace unos cuarenta y pico años cuando viajaba de Pamplona a Bilbao en los permisos de los cuatro meses de prácticas de la mili universitaria. El pasado viernes era pues como una aventura el viaje de ida y vuelta a Vitoria desde Madrid. Comenzando por el aspecto psicodélico de la estación de la Avenida de América en Madrid, toda subterránea y con un ascensor, completamente lleno por una familia numerosa que se muda a Bilbao con todas sus pertenencias y que te baja directamente al -3 y a partir de ahí te las arreglas como puedes para acceder a las plantas -2 o -1, todo el resto del viaje fue una fiesta de sorpresas y un reducto de paz en el que leer periódicos, novelas o ensayos con los que había cargado mi cartera para no tener que limitar mi elección a unos pocos apuntes.

LXXVII, Garicano en la Fundación del Pino

LXXVII, Garicano en la Fundación del Pino

El lunes pasado Luis Garicano Gabilondo presentó su libro El dilema de España en la Fundación Rafael del Pino en una especie de coloquio con Javier Díaz Jiménez quien elegantemente supo mantenerse en segundo plano y dar pie al autor para que presentara las principales ideas del libro ante una audiencia de edad demasiado alta, a la que yo contribuía, me temo, de manera significativa. Ni que decir tiene que compré el libro porque me interesa mucho poder enterarme de cómo Garicano pone juntas muchas de esas sus ideas que llevan tiempo enriqueciéndonos desde distintos medios, que van desde Journals prestigiosos (que conforman un C.V. envidiable) a distintos medios de difusión.

LXXV, Buenas maneras o sustancia

LXXV, Buenas maneras o sustancia

Siempre compro el FT los miércoles pues me gusta ensuciarme las manos de tinta rosácea mientras leo, entre otros, a John Kay a cuya columna semanal me he referido muchas veces (como por ejemplo aquí y aquí). El miércoles de la semana pasada su columna se titulaba "Economists: there is no such thing as the «economic approach» y se destacaba en negrita lo siguiente: > Economics is not a method but a subject, one that is defined by the problems it sets out to tackle not by the techniques it uses. Mi entusiasmo inicial se fue desvaneciendo a medida que iba leyendo el contenido del artículo y se tornó en rabia al final.

LXXIV, O eficiencia  o contagio

LXXIV, O eficiencia o contagio

El origen de la Gran Recesión, de la que se dice que estamos saliendo a pesar de los malos datos de desempleo en algunos lugares, singularmente España, o de otros indicadores no muy buenos, estuvo en muy buena parte en el sistema financiero y especialmente en el sector bancario. La salida tiene que pasar por una revisión de cómo queremos que funcionen los bancos. La cuestión no es fácil y el ejemplo de la Unión Europea es una prueba de ello pues la llamada Unión Bancaria va a ser una tarea hercúlea.

LXXIII, Flujo de herencias y el impuesto de sucesiones

LXXIII, Flujo de herencias y el impuesto de sucesiones

Durante los últimos años este blog se ha hecho eco repetidamente del problema de la desigualdad creciente (ver por ejemplo aquí entre otras muchas entradas) y muy a menudo se ha subrayado que la distribución no parece formar parte del cuerpo central de la teoría económica, sea micro o macro. Por otro lado hace unos pocos días contaba como compré en París el reciente libro (en francés) de Piketty «Capital in the XXIst century», un volumen de 1000 páginas llenas de información y de sugerencias aunque no hemos de esperar que la distribución en general o ela desigualdad en particular vayan a integrarse en el corpus principal de lo que se llama todavía la ciencia económica. Esta posible o imposible integración puede ser interesante para los que nos hemos dedicado o seguimos haciéndolo por la unidad de la ciencia, pero es muy cierto que hay muchos problemas que no pueden esperar y que deben ser resueltos sin dilación si queremos alcanzar para nosotros y para nuestros descendientes una vida digna en una sociedad vivible en la que se pueda llevar una vida interesante que permita lo que en mi juventud se llamaba la realización personal.

Love letters y los Brueghel

Love letters y los Brueghel

Volver a Bilbao desde París el día de Reyes no fue tarea fácil. El avión se retrasó en el Charles de Gaulle vaya usted a saber por qué. Pero eso no fue nada en comparación con el approach al aeropuerto de Loiu.

París

París

Escribo por obligación, porque no quiero París alguno que me distraiga de mi blog; pero esta vez París me ha decepcionado. Mucho de todo, poco de calidad. No brilla y no consigue elevarte el espíritu a pesar de que desde que llegamos nosotros sale el sol entre las nubes.

LXXII, Ya toca

LXXII, Ya toca

Mañana será otro año y hoy se acaba el que ha constituido la transición desde el décimo aniversario del inicio del blog hasta la nueva vida que, sin duda, será la última por mucho que dure- y espero que así ocurra pues tengo muchas cosas que hacer. Es decir que hoy es un día muy significado en el que, como cada año, he disfrutado no tanto del aperitivo - aunque los langostinos estaban muy buenos- como del cumplimiento de la tradición en la que ese aperitivo se plasma. Y esta noche volverán los petardos que tanto embelesaban a mis hijos hace ya bastantes años, además del momento de grabar a fuego esa única determinación que nunca me ha fallado.

Portu, acero y poesía

Portu, acero y poesía

Mis andanzas me llevan a pasar a Portugalete en la margen izquierda vía ese trasbordador, mal llamado puente colgante, para no aburrirme de dar siempre el mismo paseo. Al llegar al otro lado opto a veces por caminar hacia Santurtzi y otras por hacerlo hacia Sestao hasta que me topo con la acerería compacta, monumento a la memoria de aquellos Altos Hornos que iluminaban la noches bilbaínas. Se me agolpan los recuerdos de la vieja estación de tren o de la plaza del baile, pero camino ciego a todo lo que no sea la procesión de viejos jubilados que todavía murmuran de sus jefes mientras caminan a lo largo de las vías del metro.

Escapada

Escapada

No soy muy aficionado a los museos, pero de vez en cuando, en un momento dado, disfruto mucho de ellos. Cuando llega ese momento no me conformo con uno y los voy enlazando tratando de encontrar un nexo de unión y encontrándolo, solo a veces en lo que veo, y muy a menudo meramente en mi cabeza, que siempre se las arregla para encontrar hilos con los que tejer algo. Eso me pasó en Madrid no hace mucho tiempo cuando de una tacada visité un par de exposiciones sobre el surrealismo (en sus orígenes, avant la lèttre o en su relación con los sueños) y otra sobre japonismos.

Yeserías

Yeserías

Con la humedad del mar la luz se convierte en una memoria nostálgica como me ocurrió en la última visita a LA. Pero con la sequedad de la meseta esa misma luz de transmuta en una fuente de futuros imaginados. Una combinación maldita cuando por fin entiendes que ya no eres un joven capaz de todo y por todo concernido y, sin embargo, no te dejan todavía pasar a la condición de anciano a ser cuidado y de todo desentendido.