Shane
Tenía pensado escribir una adición sencilla al post del pasado martes sobre el «ir a ninguna parte» como divisa de vida; pero me ha sido imposible pues el día se me ha ido viajando a casa. Las nubes se han ido dispersando a medida que llegaba, el cielo era ya de un azul limpio, el Abra me ha recibido con la temperatura ideal, el sanador olor a mar y salitre y un viento suave del este que hinchaba las velas de los pequeños balandros de recreo. Mientras paseaba al borde del mar a la caza del rayo verde he repensado mi intención original de hacer de Shane el icono identificador de los que estamos yendo a ninguna parte.