Escalofrío
Me gustaría saber por llegué a pasar miedo en una discusión, entre amigos, sobre la cultura y su supuesta disolución en un mundo postmoderno que no distinguiría entre un Velázquez y una tira manga, entre Wagner y Antony, entre Tolstoi y Dan Brown y que, para colmo, se vende como si fuera chicle en esas tiendas de chuches en que se han convertido los museos antaño templos de lo sublime. Quizá es que no entendí la discusión ya que pienso que eso que llamamos cultura y que consideramos más o menos sagrado, es, siempre y a la postre, una forma de dotar de sentido al mundo y ayudarnos a los seres humanos no solo a no sentirnos desvalidos, sino también a convivir en fraternidad. Lo consigue en dos pasos no necesariamente secuenciales.