Complicaciones inesperadas

Publicado el 09/08/2010

El asunto del bañador 5 se complica y lo hace por caminos insospechados.

El más simple e inocente de estos caminos es que no encuentro a la rubia que me acercó el bañador sin pernera y con colores que me suenan a algo que no logro recordar.

Pero, por otro lado, el bombardeo de los pistófilos creditófagos que se puede ver aquí y aquí, aunque muy de agradecer en un sentido, me ha empezado a resultar sospechoso pues sus expresiones en alemán me dan miedo, un miedo no fácil de concretar, difuso y no del todo separado del aspecto físico de la aparente funcionaria de correos que me trajo el bañador en un sobre de correos cuyo origen no puedo discernir claramente y que tenía cierto aspecto parecido al de Marlene Dietrich.

Sin embargo lo peor ha sido lo de la corriente eléctrica. Se ha ido inesperadamente y nos hemos quedado "encerrados dentro" pues la puerta de la casa, tanto para el coche como la más estrecha para personas, no se podían abrir pues van con electricidad sólamente. Aprovechando un momento en que la corriente parecía reestablecida, hemos sacado el coche para ir a un cajero de la Caixa a recojer unas entradas para el concierto del sábado de Miguel Poveda. En mala hora. No habríamos estado fuera ni una hora cuando, a la vuelta, hemos descubierto que la corriente se había cortado otra vez de forma que nos encontrábamos "encerrados fuera". Finalmente una vecina, sospechando de ese coche aparcado en un sitio insólito, nos ha reconocido y nos dejado una escalera. A mi edad, me he jugado el tipo escalando mis propios muros, ayudándome también con el limonero, a fin de encontrar y arreglar un buen camino para Marisa. Hemos conseguido entrar y a tientas hemos picado algo frío aunque no mucho pues, desde luego, tampoco funcionaba el frigorífico.

La luz ha llegado después de un par de horas y solo ahora puedo dar cuente de esta aventura que sospecho no es casual. Alguien me quiere decir algo y no sé qué pueda ser.