Cuando mis breves aportaciones a mi obra póstuma comenzaron a aparecer durante este verano, me pregunté en algún momento si la autobiografía de Elvira Lindo que leía a la sazón podría ser un formato adecuado para ese esfuerzo mío. No me pareció muy adecuado, de forma que ahora la cuestión me vuelve a la cabeza al iniciar la lectura de la última obra de Fernando Aramburu, Los Vencejos. Se trata de una autobiografía, real o falsa, escrita por un personaje que ha decidido suicidarse en el plazo de un año exacto y que día a día va preparándose al tiempo que recuerda asuntos y vivencias de su pasado.
Una decisión como esa, sobre el fin de la vida propia, justifica en el caso de Aramburu la inclusión día a día de temas personales, pasados o presentes, sin demasiado interés para el lector general, junto con dos o tres temas de mediano interés para un lector curioso y detallista que van preparando la llegada del suicidio en un día determinado. En mi caso el final estaría presente mientras yo pudiera seguir escribiendo, con la esperanza loca de llegar a un punto teórico totalmente a contracorriente, pasando por la confesión de simples acontecimientos propios de mi lucha conmigo mismo y con colegas, y por los relatos personales, humanos y sexuales con cierto interés general y sin relación demasiado notable con los otros temas.
Por lo tanto todo empezaría por mi visita al médico para preguntarle, como quien no quiere la cosa, cuanto tiempo me quedaba. Cuando se lo pregunté me concentré en su cara para descifrar su respuesta. Me contestó algo ambiguo: que lo mío no tiene cura, pero que puede frenarse su agravamiento sin demasiado esfuerzo; pero su cara me hizo pensar que no podría extenderme más de dos o tres años.
No es mucho y limita la extensión y, en parte, el contenido de esa obra póstuma mía. Por ello debo decidir sobre el porcentaje dedicado a unos u otros temas. Esto se irá perfilando pero ya desde ahora siento que no debería extenderme demasiado sobre el tema de investigación y debiera, más bien, concentrarme en mis vacilaciones relativas a qué hacer con una vida como la mía tan poco definida en términos profesionales y tan aparentemente centrada en el asunto de la autoría.