Publicado el 18 de marzo de 2008
Hací a años que no visitaba Londres, así que, además de visitar la exposición sobre el surrealismo, representado por una muestra del trabajo de Picabia, Man Ray y Duchamps en la Tate Modern, también descubrí las War Rooms del gobierno de Churchil durante la IIWW (en las que se reunía bajo tierra el gabinete de guerra del Gobierno de su Majestad) así como el museo adyacente dedicado a su persona antes y después de ser primer ministro. Era este hombre un verdadero conservador autoritario y agresivo con extrañas proclividades procaces tal como esperarí amos hoy de cualquiera de los conservadores que rigen nuestros destinos. Se inflamaba contra la self-rule para la India y, muy actual su posición, aborrecía del apaciguamento ejemplificado a la sazón por el pacto de Munich que, bien cierto es, él supo denunciar desde el principio en contra de los apciguadores que no supieron vislumbrar lo que venía.