Dublin
Mis paseos obligados de estos días fríos y soleados en Madrid me han recordado a los paseos por el Dublín de finales de verano en aquellos años mozos asociados a mi aprendizaje del inglés en un país más acorde con la ideología paterna que la propia Inglaterra. La mayoría de los jóvenes con los que yo me había encontrado durante el verano habían ya vuelto a su país de origen y yo pasaba mis últimos días más o menos solo en aquella casa del norte de Dublín, más allá de Drumcondra y cerca del cementerio de Glasnevin, famoso a partir de su lugar importante en el Ulises de Joyce. Durante esos últimos días de mi estancia continuaba tomando el autobús hacia el centro de la ciudad bien abrigado y dispuesto a seguir disfrutando de mi soledad en un medio que me estaba pidiendo mi apreciación.