Juan Urrutia Elejalde

Graneles

Textos de Juan Urrutia desde 2002

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Lavapiés

Lavapiés

Cuando hace más de treinta años llegamos a Madrid este barrio no me parecía atractivo para nada. El Museo Reina Sofía no existía como tal y el ambiente económico y social se me antojaba poco adecuado para nuestros hijos. Cuando más adelante El Consejo Social de la Universidad Carlos III, del que yo era presidente, se localizó temporalmente en la Casa Encendida, aprendí a conocerlo mejor y a ir dándome cuenta de su interés para mí.

Una reflexión extraña

Una reflexión extraña

Releo con cierto cuidado las dos entradas sobre posibles semisótanos en Madrid, en Lavapiés y en Arturo Soria que he elegido ya como las adecuadas para formar parte de la lista definitiva y cuya primera versión ya tengo publicada en el caso de Arturo Soria y simplemente redactada en el de Lavapiés y siento algo raro, por lo que he dedicado cierto tiempo a compararlas con las escritas y publicadas sobre el mismo asunto en Bilbao. Si bien estas dos últimas aportaciones al caso de Madrid contienen, en algún sentido, la claves de su elección, estas claves son más bien turísticas que rememorativas de manera que, a fin de construir mi obra póstuma, ésta no debería tener nada de nostalgia del pasado y sí todo de exploración del futuro inmediato, cosa imposible pues este presunto autor de esa obra post mortem no explora sus posibilidades de supervivencia que habrían de ser muy inmediatas. Esto no ha de entenderse como una afirmación de lo extraño que se me hace Madrid después de 32 años establecido en esta villa en dos direcciones de las afueras y finalmente en esta dirección desde la que ahora escribo.

Calle Fortuny, el viejo local de la FUE

Calle Fortuny, el viejo local de la FUE

A los pocos años de instalarnos en Madrid invertí parte del dinero con el que generosamente se me pagaba en el BBV para montar la FUE (de mis apellidos Urrutia Elejalde), una Fundación sin ánimo de lucro dedicada a entender, divulgar y enriquecer los aspectos filosóficos de la ciencia económica. Pude instalarla en la calle Fortuny en un lugar muy céntrico del barrio de Chamberí en Madrid y no lejos de la Glorieta de Bilbao sin duda inspiradora de mi elección de la ubicación. En un principio no acudía a esta sede todos los días; pero poco a poco y a medida que acudía más y más al Banco, comencé a centrar mi actividad intelectual en el número 37 de esta calle dedicada a ese músico catalán y a ahorrar mi esfuerzo en ir a Getafe para cumplir con mis obligaciones en la Carlos III, de forma que me sentí obligado a dimitir como miembro del Consejo Fundacional y pasé a Presidente del Consejo Social.

Arturo Soria

Arturo Soria

Arturo Soria es una calle muy larga que te lleva por el oeste desde el comienzo de la Ciudad Lineal hasta la altura de la plaza de Castilla en donde ya se diluye en lo que se siente como la salida de la ciudad de Madrid. Su nombre es el de un arquitecto que inició la construcción de esa nueva ciudad para que fuera más simple y entendible que el embrollo del resto de Madrid. Si desde su inicio actual, en su cruce con Alcalá, se prorrogara hacia el sur llegaría hasta la estación de Atocha y constituiría seguramente la calle más larga de la capital.

Calle Ronda

Calle Ronda

Nunca he frecuentado mucho las siete calles de Bilbao ni he tenido allí ningún semisótano para trabajar, sin embargo esta zona bilbaina ha sido siempre algo importante en mi vida. La primera de esas calles, la de Ronda, es la calle en que nació mi padre precisamente en el mismo número que Unamuno. El abuelo Urrutia era un hito para mí pues había sido auxiliar del ejército liberal que frenó al carlismo y también agente de bolsa que, como tal, contribuyó, incluso a veces de manera personal, al desarrollo de esta ciudad de la que siempre me he sentido muy orgulloso.

Calle Aguirre

Calle Aguirre

Si la Casilla es ese lugar al que llegaron las novedades de fuera, la calle Aguirre es ese otro lugar en el que mi mundo aterrizó frente a otros mundos cercanos no tan míos. Se trata de una calle central que hace esquina con la calle Colón de Larreategui. Es una calle muy corta en la que se pueden encontrar algunos semisótanos desde los cuales podría yo recordar muchos asuntillos de mi infancia, desde el barquillero del parque o los juegos de niño con las jovencitas guapas de la ciudad en ese mismo parque, hasta mis primeros escarceos políticos al final de mi carrera académica, pasando por el inicio de los paseítos con la que sería luego mi mujer.

La Casilla

La Casilla

No se si la plaza de la Casilla sigue existiendo con ese nombre; pero sí que recuerdo que en mi infancia ese lugar era como el centro de un Bilbao distinto al mío y del que fui apropiándome a medida que alcanzaba la adolescencia. El colegio de los padres jesuitas era el límite sur de esa zona de Bilbao que yo conocía. Desde mi casa, la de mis padres, hasta ese colegio al que entré a los 8 años, se podía acceder de dos maneras.

¿Es la vulnerabilidad un problema?

¿Es la vulnerabilidad un problema?

Es bien cierto que para ir construyendo mi obra póstuma habré de aislarme en uno u otro de los semisótanos seleccionados; pero también es cierto que no todos los lugares son igual de aceptables para mí en cuanto a mis sentimientos de serenidad y de tranquilidad. Descubro que no soy inmune al miedo y lo hago poco a poco a medida de que me voy sintiendo delicado tanto como enfermo de Paget y sus derivados como con los síntomas del vértigo. Por la combinación de ambos he de pasear todos los días varios kilómetros apoyado en mi cachaba.

¿Granel Selecto?

¿Granel Selecto?

Frente al supermercado en el que hago la compra casi todos los fines de semana está Casa Ruiz, un comercio de alimentación exquisita que anuncia su oferta bajo el lema Granel Selecto, lo que le permite poner en circulación grandes cantidades de diversos productos cada uno de los cuales se selecciona de acuerdo con ciertas características. He pensado que mi vida ha sido a granel pero nada especial. He sido un buen alumno, pero nada del otro mundo; he sido un profesor pero no un gran docente ni un investigador notable, y en cuanto a mis otros trabajos ocasionales, los he llevado a cabo aunque sin un éxito total.

Localización (contituación)

Localización (contituación)

Habiendo ya decidido que el trabajo para llevar a cabo mi obra póstuma debería llevarse a cabo en un semisótano he de hacer una primera enumeración de mis preferidos. ### En Madrid 1. La antigua sede de la FUE en el 37 de la calle Fortuny Es demasiado grande para servir sólo de situación a efectos de escribir sobre un cierto tema.

Sobre localización

Sobre localización

Esta obra póstuma que tanto me aturulla debe ser escrita y pensada en diversos lugares tal como ya he dicho y escrito, identificando cada uno de ellos por un conjunto de razones diversas sugeridas por lo que llamaba yo su olor. Pero esta idea no me resulta definitiva a la hora de decidir el lugar físico donde debería establecer mi lugar de trabajo. Hay otra cuestión que resulta casi definitiva del todo.

¿Engine or Genius?

¿Engine or Genius?

Lo que llamo mi obra póstuma no es, en efecto, sino un intento de último momento de hacer de mí un individuo único y, por lo tanto, irrepetible. Ninguna de mis características físicas me parece suficiente para definirme con claridad en este sentido, como tampoco lo es ese conjunto de características que, seguramente, es único para cada persona pero de una manera trivial. Lo que yo deseo encontrar en mí es un conjunto de características espirituales e intelectuales que me distingan del resto ya sea por una u otra de ellas o ya sea por su conjunto.

Formato y duración

Formato y duración

Cuando mis breves aportaciones a mi obra póstuma comenzaron a aparecer durante este verano, me pregunté en algún momento si la autobiografía de Elvira Lindo que leía a la sazón podría ser un formato adecuado para ese esfuerzo mío. No me pareció muy adecuado, de forma que ahora la cuestión me vuelve a la cabeza al iniciar la lectura de la última obra de Fernando Aramburu, Los Vencejos . Se trata de una autobiografía, real o falsa, escrita por un personaje que ha decidido suicidarse en el plazo de un año exacto y que día a día va preparándose al tiempo que recuerda asuntos y vivencias de su pasado.

Bloques de piedra

Bloques de piedra

Esperaba yo que este verano fuera definitivo a la hora de decidir en donde iba yo a trabajar en la escritura de mi obra póstuma pues en nuestros planes se encontraba la visita a mis sitios favoritos. Madrid por la cercanía a mi familia; Las Arenas por mi eterno amor por ese mar cantábrico y el Bajo Empordá por su magnífica vista de las islas Medas. Pero mi esperanza se ha ido posponiendo en su satisfacción a pesar de que he tenido ocasión de visitar esos tres lugares durante los meses de julio y de agosto y la oportunidad de escribir en los tres.

Saber escuchar

Saber escuchar

Hace mucho tiempo que leo esta frase poética como si R.M. Rilke la hubiera dirigido a mí: > Du aber bist der tieste Mittlelose, der Bettler mit verborgenem Gesicht, du bist der Armut Gross Rose, die ewige Metamorphose des Golden in der Sonnen Licht. Frase que en su día traduje de la siguiente manera: > Pero tu eres el más profundo de los sin medios, el pordiosero con la cara oculta, eres la gran rosa de la pobreza, la eterna metamorfosis del oro en la luz del sol.

Foixà

Foixà

Incluso antes de plantearme lo que he dado en llamar mi obra póstuma, he pensado a menudo cómo sería mi vida como escritor, o quizá solo como un simple publicista, si la practicara aisladamente como no pocos intelectuales que he leído con cuidado, como muchos de ellos, bien conocidos, que se dedicaron a la práctica del caminar o como filósofos «distintos» al estilo Nietsche. Esa pregunta me ha perseguido los últimos 20 años durante mis estancias en Foixà donde he escrito todo o parte de mis últimas obras publicadas en Kindle; pero ahora se plantea como una cuestión crucial, al comenzar mi obra póstuma que será publicada después de morir a instancias de amigos realmente fieles y que habrá de diferenciarse de mis publicaciones anteriores por su planteamiento de mi verdad y por su independencia de obras de un entorno como éste en el que surgen no pocos autores . Mi estancia veraniega no durará mucho más y no pienso que haya servido para juzgar la potencia de mi soledad, ya que este año ha sido mucho más comunal, rodeado como nunca por pareja, hijos y nietos además de por los amigos de todos lo años.